El arte de la pintura es probablemente la mejor obra a nivel técnico de Johannes Vermeer. Durante años presidió la entrada de su taller como muestra de su pericia tanto en el uso de la perspectiva como en el juego de luces y colores. Reúne muchos de los elementos representativos de sus obras como los tapices, las cortinas, instrumentos musicales, mapas, etc.
Para reproducir esta genialidad, Montoya utilizó una paleta de colores totalmente distinta, dejando a un lado los ligeros tonos azulados del original e imbuyendo al cuadro de un tono más cálido y anaranjado. Montoya, siempre desde el absoluto respeto a la obra de Vermeer, utilizó estos colores porque era su visión particular de esta maravillosa escenificación.